- Más de 70 investigadores de todo el mundo se reúnen del 27 de abril al 17 de mayo de 2025 en Benasque, a los pies de los Pirineos, para participar en el programa “The Dawn of Gravitational Wave Cosmology”.
- El objetivo de consolidar una hoja de ruta científica frente a la inminente llegada de datos de nuevas misiones, como LISA, el primer interferómetro espacial de ondas gravitacionales.
Benasque – mayo 2025. Rodeado de montañas, el Centro de Ciencias Pedro Pascual en Benasque se convirtió durante tres semanas en la sede de un momento crucial para la cosmología contemporánea. En el congreso internacional “The Dawn of Gravitational Wave Cosmology”, investigadores de todo el mundo discutieron los más recientes avances en el estudio del universo temprano a través de ondas gravitacionales, una herramienta que complementa y trasciende los métodos tradicionales basados en la exploración del universo a través de la radiación electromagnética, esencialmente, la luz.
Organizado por un consorcio internacional de científicos provenientes de instituciones líderes como el Instituto de Física Teórica (IFT UAM-CSIC) de Madrid, el Max Planck Institute for Astrophysics, Yale University, entre otros, el programa reunió a expertos que están trazando el futuro de la cosmología de precisión.

Las ondas gravitacionales, una nueva vía para entender el universo primitivo
Juan García-Bellido (IFT, Universidad Autónoma de Madrid) explicó que las ondas gravitacionales permiten observar el universo primitivo, mucho más lejos de lo que permite la radiación electromagnética: “Mientras la luz solo nos deja ver hasta 380.000 años después del Big Bang, las ondas gravitacionales podrían venir de fracciones de segundo tras el origen del universo”. Así lo explica también, Justin Khoury (University of Pennsylvania) destacó que “las ondas gravitacionales se propagan casi sin interactuar con la materia, permitiéndonos explorar más profundamente en el pasado cósmico”. Coincidió Chiara Caprini (CERN & University of Geneva), quien señaló la posibilidad —aún no confirmada— de detectar señales que provienen directamente del universo primitivo, ininterrumpidas desde entonces.
Neil Cornish (Montana State University) y Sonia Paban (Harvard University) abordaron la naturaleza de los fondos estocásticos: señales difusas producidas por una combinación de fuentes, desde agujeros negros supermasivos hasta posibles transiciones de fase o cuerdas cósmicas. Paban, sin embargo, advirtió sobre los límites actuales: “Todavía no controlamos los cálculos completamente. Para afirmar con certeza lo que estamos viendo, necesitamos refinar nuestros modelos”.
LISA, la próxima frontera: nuevos datos, nuevos desafíos
Uno de los focos del congreso fue la misión LISA (Laser Interferometer Space Antenna), que será el primer interferómetro espacial de ondas gravitacionales. “LISA tiene la ventaja de no sufrir interferencia sísmica como los detectores en Tierra, lo que le permitirá detectar frecuencias más bajas y señales del universo temprano”, explicó Chiara Caprini.
Matteo Fasiello (IFT) enfatizó que “la revolución que ha vivido la astronomía de ondas gravitacionales desde 2015 podría ahora extenderse a la cosmología”. Además de LISA, mencionó otras misiones futuras como Einstein Telescope y los avances con Pulsar Timing Arrays (PTAs).
Para Alessandra Silvestri (Leiden University), el gran reto ahora es doble: “Entender qué física podemos extraer de los datos que llegarán en la próxima década y cómo prepararnos como comunidad científica para aprovecharlos plenamente”.
De hecho, el entusiasmo en este campo es palpable. En palabras de Lam Hui (Columbia University): “Ves a mucha gente joven, con ideas frescas, entusiasmada por lo que está por venir. Eso es muy estimulante”. El entorno también ha jugado un papel importante. Varios científicos, entre ellos Sonia Paban y Neil Cornish, destacaron el carácter único de Benasque como espacio para la creatividad científica. “Aquí uno sigue hablando de física incluso mientras camina por las montañas. Eso te abre la mente”, reconoce Paban.
El congreso fue organizado por un equipo internacional compuesto por E. Calabrese (Cardiff University), M. Fasiello (IFT Madrid), D. G. Figueroa (IFIC Valencia), E. Komatsu (Max Planck Institute for Astrophysics), C. Mingarelli (Yale – Flatiron Institute), S. Matarrese (Università di Padova), A. Silvestri (Leiden University) y L. Verde (ICREA – ICCUB Barcelona), y contó con el apoyo financiero del IFT y la Fundación Ramón Areces.